Me gustan las palabras escuela y maestro. Llamenme anticuado y cursi.
Yo soy uno de esos niños de clase trabajadora que ha podido estudiar gracias a la escuela pública. La única manera de que los hijos de los trabajadores tengamos una mínima posibilidad de competir con los hijos de los ricos para demostrar nuestro talento e inteligencia es la escuela pública. Así me formé como persona en el colegio de Begoña en el Instituto Camp de Morvedre y después en la Universidad de Valencia. Gracias a la enseñanza pública tengo todo lo que soy para defenderme en el mundo. También en el laboral.

Vivimos una época en la que todo está cuestionado. Incluso lo incuestionable. Una sociedad padece una patología cuando discute sobre lo evidente. Por el pelotón de fusilamiento hemos hecho pasar políticos, sindicatos, indignados, iglesia católica. Soy ferviente partidario de la capacidad crítica y la posibilidad de analizar cada estamento social para fomentar su evolución. Incluso se diria que soy partidario de la transgresión como fomento del cambio. Pero
En una de esas lupas mediáticas se ha incluido últimamente a los maestros. Y yo quería darles las gracias por convertirme en lo que soy.
 Gracias a mis maestros por sacarme a la pizarra a pasar vergüenza. Así aprendí a hablar en público.
 Gracias a mis maestros por evaluarme. Así aprendí que todo no se puede hacer bien pero es posible mejorar.
 Gracias a mis maestros por enseñarme el valor de una lengua. Así aprendí que hay diferentes maneras de pensar.
Gracias a mis maestros por exigirme atención. Así aprendí el valor del silencio.
 Gracias a mis maestros por enseñarme a leer. Así he aprendido casi todo lo que sé.
 Gracias a mis maestros por enseñarme a sumar en una época de restas. Así aprendía a esforzarme. Gracias a mis maestros por mostrarme caminos. Así aprendí a elegir.
 Gracias a mis maestros por mandarme trabajos. Así aprendí a ser creativo.
 Gracias a mis maestros por reñirme. Así aprendí a ser responsble.
Gracias a mis maestros por sacudir mi mente. Así aprendí a vivir.

Me han dicho unos amigos periodistas que últimamente dicen cosas raras de vosotros. Recordad que si necesitáis algo... aquí me tenéis. Podéis contar conmigo porque con vosotros aprendía a contar.

Pasen un buen fin de semana amen lo que hagan, sigan su instinto, su karma su vida o lo que sea y por favor.. siempre... permanezcan hambrientos, permanezcan descabellados.